Saturday, May 27, 2006
Ayer fui a comprar cabritas al supermercado y "sufri", creo yo, una revelación: actualmente estoy leyendo el libro EL CANTO DEL PÁJARO, de ANTHONY DE MELLO, que es una recolección de cuentos que me están generando varias caidas de chaucha. Bueno, el cuento es que compré las cabritas al microonda y, pasando por el pasillo de las cositas de librería, justo encontré unos lápices muy ricos que quería. Me los compré y me fui muy contenta caminando a tomar el colectivo. En la fila del colectivo, estaba pensando que me haría un resumen para una prueba que tengo con esos lapicitos y estaba contenta. Como la fila era larga, los saqué de la bolsa y los empecé a abrir... pero de repente pensé que tengo hartos lápices, que en varias oportunidades me he comprado lápices y que he tenido esa misma sensación que luego-luego se va, que yo podía REGALAR esos lápices y ahhhh! Me compliqué entera en la fila! Mientras pensaba esto iba abriendo de a poco el paquete y esfumándose la posibilidad de regalarlos (que lata regalar algo abierto, pensaba)... estaba bastante desagradada, complicada y luchando! Me da risa un poco. Bueno, la cuestión es que abrí los lápices. Ya estaba dentro del colectivo y estabamos bien apretados asi que tuve que guardar todo. Pero pensaba yo que si regalaba los lapicitos no iba a poder escribir suavecito, hacer mi resumen con ellos y no tendría ese gozo y me complicaba profundamente el sentir que no quería regalarlos, y que tampoco me hacía feliz quedármelos. De pronto, y he aquí mi revelación, me di cuenta que no tiene sentido regalar algo si no te hace feliz hacerlo y que esto último pasa, solo si te entregas un poco al otro. Pensé, por ejemplo, la felicidad que le produces al otro que te quiere cuando tu le regalas algo, sobre todo cuando uno tiene un historial de no regalar nada, como yo... jajaja! Bueno, y me pasó algo no descriptible con palabras y me emocioné mucho, sentada atrás en el colectivo, y me sentí tan feliz! Y ahora quería regalar mis lapicitos, aunque estaban abiertos, y eso hice. Bueno, eso fue lo que me pasó. Se que quizás compartirlo sea contraproducente, pero es que como recién me pasó estoy algo confundida y, siento, que aunque lo perciba como una revelación, que "esto" se impregne a uno ya depende solamente "de uno"... el regalo que vivi fue la revelación, pero hacer parte de mi la revelación es algo de lo que uno tiene que hacerce cargo. Cariños.
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